No hiperventiles, te intoxica
Si, si, la ansiedad protege.
Si sigues haciendo lo que no toca, te va a quitar el control y pasa el piloto automático a hacer lo que hay que hacer.
Así que por muy incómodo que te resulte, no estás en peligro, sólo es un mal aprendizaje. Para y no hiperventiles.
El oxígeno te mantiene vivo pero no puedes olvidar que esto sólo ocurre en su medida adecuada. Si hay poco, te agobias y si hay mucho, te intoxicas. El porcentaje adecuado, en cantidad adecuada, al ritmo adecuado.
Suena como todo en la vida, ¿no?
Menos mal que no te has de preocupar de ello. Me refiero al control de la respiración. Es automático, pasa si duermes, si comes, si corres, pasa.
¿Y que pasa con el oxigeno en medio de un ataque de pánico?
Cuando te asustas, el cerebro interpreta peligro, así que manda la orden: ¡A correr!
Para correr necesitas más oxigeno para que llegue a través de tu sangre a los músculos y para eso, respiras más rápido.
“Pero, pero, si no estoy corriendo… lo que siento es ahogo, me mareo, las extremidades se sienten muy raras, ay Dios mío, esto si va mal”.
Señales de malestar, ¿real? o ¿intoxicación?
¿Que es eso de no hiperventiles?
- Hiperventilar es coger más aire del que necesitas.
- Es respirar con rapidez en reposo.
- Si coges aire de forma rápida en un esfuerzo es eficaz sobretodo en esfuerzo intenso pero esta misma conducta no resulta apropiada cuando estos recursos no van a ser usados.
Así que el cuerpo manda señales y dice, “¡para!, no me gusta”.
Pero no lo oyes, no lo oyes porque estás ocupado en interpretar otras señales secundarias que confundes con peligro.
Así que si le dices peligro, él se prepara y sigue, sigue cogiendo más aire para la huida, ¿Vas a correr? “¡No!, ¡ no!” Pues, para, no cojas más oxígeno que te intoxicas.
Tampoco pasa nada grave. En el peor de los casos que te intoxicas te vas a desmayar. No te asustes, te protege. Así, el piloto automático pasa a coger el control.
Y te dice “ya te hago respirar normalmente yo”. No hay de qué preocuparse. Te protege.
No funciona mal, funciona mmmmmmuy bien.
Esas señales que se malinterpretan te las conté en la ansiedad protege.
Muchas sensaciones físicas alertan del peligro y al hiperventilar se produce la intoxicación que conlleva más sensaciones, y con ellos un gran conjunto de sensaciones desagradables que se interpretan como:
“peligro inminente, alerta máxima, peligra mi vida”.
¿Has oído alguna vez? “coge la bolsa”.
Una de las formas para no seguir con la intoxicación mientras estás hiperventilando es respirar dentro de una bolsa cerrada. Ahí el oxígeno escasea ayudándote a regular los niveles de oxigeno, cesando la intoxicación, ayudando a recuperar la normalidad.
Ahora, las sensaciones de alerta paran y todo se va normalizando. Ya pasó lo peor.
Respira lentoooooooo, despacio.
Simplemente respira. O mejor, medita, baja la tasa de oxígeno y las funciones se ralentizan y los sistemas funcionan mejor. Parasimpático, de este te hablo otro día.
Espero que te haya gustado.
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También te animo a dejar tus comentarios.
Gracias por leerme. Nos vemos en el siguiente capítulo.
Me encanta la forma tan amena y cercana con la que transmites tus mensajes. Creo que al lector le queda muy claro lo que deseas explicar. Por lo que he leído, como todo en la vida, no hay que abusar y del oxígeno, mucho menos.
Hay que buscar ese equilibrio y gestionar esas emociones negativas que nos invaden cuando creemos estar en peligro. Si te soy sincero, nunca he probado el truco de la bolsa, porque solo de verlo ya me provoca agobio, pero lo intentaré.
Una vez más, gracias por difundir tan sabios consejos por estos lares.
Con lo fáciles que son nuestras actividades vitales y cotidianas y lo difíciles que las podemos llegar a hacer. Gracias por recordárnoslo.
Gracias por tu esfuerzo en darnos pequeñas enseñanzas de vida sana y feliz, me encanta tu frescura y dinamismo. Gracias por ayudarnos a dar pasos en conseguir seguridad. Nos vemos ¡¡¡¡
Gracias a ti María por tus comentarios, también has dedicado tu esfuerzo para plasmarlo. Un placer hacerlo y saber que llega. Recibe un cálido abrazo.