La gasolina de los miedos
Recuerdo un día en que iba conduciendo por la autopista, un bonito día soleado. Iba tranquila, relajada.
Para nada iba pensando en la gasolina de los miedos.
De repente, sentí que algo golpeó mi coche. Me paré. Inspeccioné y no había nada que llamara mi atención por lo que, continué viaje tranquila.
Pasados unos 30 kilómetros, empecé a notar vibraciones
en el volante y falta de estabilidad en la dirección. Esto hizo que detuviera la marcha y parara a observar nuevamente.
Al bajarme del coche pude contemplar con gran asombro por mi parte, que una de las ruedas iba sin cubierta, en la lona.
¡Y yo a 120 kilómetros por hora!.
No me pasó nada. Sólo se retrasó el evento al cual me conducía y unos cuantos euros menos en mi cuenta, después de avisar a la grúa y pagar en el taller de reparación. Pero el susto se quedó asociado.
A partir de ese momento, durante los siguientes desplazamientos en coche al mismo lugar, cada vez que escuchaba un ruido extraño en el coche, me asaltaba la ansiedad,
“¿Estará todo bien?, ¿cómo va el volante?, ¿se tuerce?, ¿se oye algo?. ¿hay obstáculos en el camino?, ¿corro peligro?”
Toda mi atención muy centrada en ello. El temor, la duda de si todo iba bien.
Me daban ganas de parar y observar. He de confesar, que el primer viaje, así lo hice.
Suerte que conozco cómo funcionan los mecanismos de la ansiedad y pensé que mi programa de asociación para cuidar mi supervivencia me estaba avisando de un potencial peligro como el vivido recientemente.
La gasolina de los miedos.
Gracias a los conocimientos de las leyes psicológicas saber que sólo era eso, un aviso que en este momento ya no era oportuno seguir estimulando. Y así no perpetuar esa asociación.
Me costó varios viajes dejar de activar ese programa. Ya no me era útil.
Hoy siguiendo con la explicación de las leyes psicológicas, vamos a ver como desactivarlo.
El condicionamiento clásico o asociación de estímulos condicionados sólo es el programa de alerta, el aviso, el timbre pero no es el motor.
Es decir, no tiene gasolina, no tiene potencia a menos que tú la alimentes. Se agota sola. Si no haces caso, si no haces nada para alimentarlo, decae, se pierde, cesa.
Las asociaciones se aprenden pero el hecho de que se mantengan responde a otro programa o ley psicológica, que es la que hoy vengo a contar.
Sólo si, alimentas ese programa, se mantendrá encendido, se mantendrá vivo, se mantendrá en alerta.
2º ley psicológica Refuerzo Negativo
Por naturaleza, por consecuencias, por sentido común evitas aquello que te molesta, te desagrada, te disgusta, te daña y puedes seguir poniendo verbos a esta acción a desechar.
Huyes del fuego que te quema. Huyes de los sonidos que te resultan estridentes. Huyes de las temperaturas extremas. Huyes de los sabores desagradables. Huyes de las agresiones.
Este es el programa del refuerzo negativo. Huyes de lo que te resulta desagradable o aversivo. Así, mediante esta ley psicológica se programa este comportamiento repetitivo, instintivo y de supervivencia, de huir de lo “malo”, quedando reforzada esta conducta.
Es como programar en un ordenador qué conductas de huida son las indicadas presentar ante ciertos estímulos. Y así, cuando te encuentres en esa misma situación, él, tu ordenador, sepa cómo actuar.
Evitando o escapando de los peligros. Programado, automático.
Cada vez que evitas una situación condicionada, le estás dando instrucciones a tu ordenador central para que refuerce ese tipo de respuesta ante ese tipo de estímulos. Le estás dando gasolina, alimento, información a favor.
Un paso más en esta comprensión de la 2ª ley psicológica.
Lo que hace que se quede tannnnnnn grabado, es el alivio que sientes al evitar el peligro. Es esa sensación de ”¡uf, me libre!” la que de forma potente graba este programa.
“Al huir me libré del peligro”
Y coherentemente el programa te indica cada situación condicionada de esta forma. “Te libraste del peligro, sigue por ahí”.
Y este programa tan sensato es el mismo que ocurre en situaciones que una vez fueron potencialmente peligrosas pero quizás hoy ya ha perdido todo su peso, sentido por el que seguir actuando igual, incluso ya no te conviene. Pero al ordenador le falta la instrucciones para dejar de seguir activando esta respuesta.
¿Cómo deshacerse de ella?
Hoy te cuento mi caso y como ya intuyes, te voy a seguir contando en las siguientes ocasiones como desactivar diferentes programas que ya no tienen sentido.
Por seguir con el caso de hoy, mi caso, para no alimentar el programa de “alerta viaje por autopista posible desastre, peligro” hubo que atender varios componentes:
1º paso: IR, no evitar desde primera instancia.
Podía haber escuchado las cientos de excusas por las que no ir: “puedes ir en tren”, “te puede llevar alguien”, “puedes ir acompañada”, “no es tan importante ir”, “mejor librarse del peligro”, etc.
2º paso: Ir y no comprobar
Si, si, todos sabemos, que aquello fue algo diferente, que no es lo que está pasando ahora, que porque una vez pasara no siempre va a pasar y un largo etcétera de ayudas racionales.
Y a pesar de ellas el programa del condicionamiento clásico se va a activar y decir, cuidado, cuidado, cuidado, cuidado, cuidado…
Ahora, de forma entendida yo le digo “vamos para adelante, se lo que me dices. LO SIENTO. Pero ahora no toca. Se que estás haciendo tu labor, me estás avisando pero no necesito alimentarte. Pasará”.
Y como ya sabes por Simpático o no tan simpático. El parasimpático va a hacer su labor y por fin bajará la alerta.
Y al repetirlo, repetirlo y repetirlo comportándote igual, no evitar, no escapar, no comprobar; por fin aprendió que aquel programa aprendido ahora ya no sirve y ha de dejar de presentarse. “Se me pasó. Se me olvidó, Se descondicionó”.
Es como aprender a subir en bicicleta ¿te acuerdas? Al principio miedo a la caída, a soltarte y cada vez que lo repites – y si, coges habilidad – la ansiedad, el miedo se va perdiendo.
Y cuanto más subes, menos miedo. Hasta que llega un día que se olvida, se pierde y hasta te gusta, te encanta. Te sirve.
Y lo que hiciste fue, subir, subir, subir y no hacer caso al condicionamiento clásico del miedo. No dando gasolina al programa del refuerzo negativo.
Ya te he explicado mi caso. Ahora, ¿puedes encontrar en tu vida conductas que ya no tengan sentido y que te estén limitando?
Compártelas en los comentarios. Me encantará seguir escribiendo sobre ellas. Si, y de la solución.
Espero que te haya gustado La gasolina de los miedos.
Por lo que comparte.
Mari Carmen, muchas gracias por este artículo, lo veo de lo más completo y claro. Me ha ayudado a entender esas situaciones de peligro que una vez me amenazaron y se quedaron grabadas en mi mente. Esos programas de asociación son tan fuertes que, incluso, vuelves a sentir o experimentar, al menos en mi caso, los mismos síntomas físicos de ansiedad o alerta que tenías cuando sucedió de verdad o el peligro era real.
Por poner un ejemplo, el verano pasado ayudé a un amigo a colocar unas pérgolas en su terraza bajo un calor considerable. En el momento de mayor esfuerzo, más concretamente durante la recuperación del mismo, experimenté una arritmia. Desde entonces, situaciones que requieran de un esfuerzo, me activan, especialmente si se dan en esa misma terraza o en circunstancias muy similares.
Gracias una vez más por las descripciones tan magnéticas y las escenas tan visuales que utilizas para llegar a los que te leemos.
Yo sigo con miedo al coche, lo cojo acompañada, pero lo cojo.
Se que algún día lo cogeré sola,pero de momento voy acompañada y con más confianza.
Gracias por tus artículos me han ayudado mucho.
Que vayas ganando en confianza Pilar es importante, a mayor práctica más habilidad. También hay que tener en cuenta parámetros concretos de la ansiedad que te ayuden a seguir avanzando para que no se fortalezca el miedo. Se puede vencer. ¡A por ello!
Hace unos meses tuve un accidente en moto al intentar esquivar un animal pequeño (probablemente una rata de campo) en una carretera de curvas no muy bien asfaltada.
Cuando volví a subirme a la moto en el taller después de la recuperación del accidente recordé como me enseñaste que los miedos a los que no nos exponemos pueden llegar a convertirse en fobias y con esa idea en la cabeza me fui directamente a la carretera “maldita”.
Pasé por la zona del accidente concentrado en las trazadas evitando pensar en el accidente y una conducción fluida y tranquila. Sin darme ni cuenta seguí hasta que ya estaba a bastantes kilómetros mas lejos de una peor carretera de montaña donde después de una curva cerrada me encontré parado en medio de una pequeña recta un jabalí de un tamaño considerable. Uf!!…Clavé frenos, me quedé mirando al jabalí, me miró…y se fue.
Seguí carretera arriba, conduciendo con la misma fluidez, trazando y plegando y riéndome cada vez que veía una señal de peligro con un ciervo pintado en el centro. De hecho no puedo evitar reírme cada vez que ahora veo una de estas señales (por cierto deberían pintar un jabalí, es mucho mas probable)
Muchas gracias Mari, por todos tus consejos y técnicas. Son herramientas para vivir mas plena y felizmente.
Gracias.
Enhorabuena David por tu recuperación, por haberte expuesto y vencer tus miedos. Seguro que tu exposición también ayuda a otros. También agradezco tu tono de humor. Mejor con una sontisa.
Es verdad lo que dices, yo tengo un miedo a las avispas y se formo por que una vez me pico una, era pequeña y me asuste mucho. Ahora cada vez que veo una me pongo como una loca, bien lo sabes tu Mari Carmen.
Pues a por ello!!!! Parece Kira que ha pasado mucho tiempo y no te ha vuelto a picar otra. A pesar de que lo pasaras mal, quizás ahora es un buen momento para solucionar.
A mi también me ha encantado. Gracias no sabes lo bien que me viene!
Me alegra que puedas dejar de alimentar tus miedos.
Me encantó este artículo. También gracias a trabajar contigo he dejado el miedo y ahora me dedico a ser feliz. Mari Carmen buen trabajo, soy unas de tus fans.
Pues si. Has sido muy valiente y has afrontado lo que antes eran temores. Dejaste de alimentar los miedos. Gracias por dejar tu opinión. Recibe un cálido abrazo.